jueves, 21 de enero de 2016

ACTIVIDAD BLOQUE 2. ADAPTACIÓN (FINAL)

Primero de todo antes de realizar la adaptación del cuento tengo que comentar que este cuento folclórico en concreto está recogido por los hermanos Grimm. Ya que los cuentos folclóricos se transmitían de manera oral y no tienen autor definido. Los cuentos folclóricos nos reflejan los sueños, deseos y aspiraciones de las personas.

Este relato lo he querido adaptar para la etapa fantástico-realista de los niños de entre 9 y 12 años, aunque de una forma más específica para los de 9 y 10 años, mostrando aventuras, fantasía, etc. Como hago añadiendo poderes al anillo de la princesa. Al realizar esta adaptación lo primero que eliminé sin ninguna duda fue el incesto del padre con su hija “toda clase de pieles”. Para que los niños llamen a los personajes por su nombre se los he añadido aunque con esa edad no sería tan necesario, además he añadido personajes nuevos. Por supuesto el esqueleto principal lo he mantenido porque si no estaríamos contando una historia distinta y no una adaptación. También he decidido cambiarle el título del cuento para hacerlo más mío.

Espero que os guste.


LA PRINCESA VALIENTE

En una casa pequeñita pero muy limpia de un lejano país vivía una pobre familia formada por el padre, la madre y una hija. Visto así podríamos decir que eran una familia como muchas otras, pero no eran una familia como muchas otras, eran el Rey Luis, la Reina María y su hija la princesa Violeta. Y me diréis, y porque si son los reyes y la princesa vivían en una pobre casita. Pues veréis, cuando la princesita nació, Abelardo el hermanastro del Rey, que era muy ambicioso, hizo un conjuro maligno y convenció a todo el reino de que el Rey Luis era un hombre débil y cobarde, y de que nunca lucharía por ellos. Consiguió que echaran al Rey y a su familia y se puso él en su lugar. Aunque el Rey Luis era bueno y vivía muy feliz con su querida esposa y su preciosa hija, a la que veía crecer y convertirse en una bella mujercita, no le gustaba nada lo que pasaba en su reino, Abelardo trataba muy mal a su gente y por más que pensaba no se le ocurría de qué forma podría arreglar todo lo que su malvado hermanastro hacía. Abelardo que vigilaba al Rey Luis, también veía que la princesa cada día era más bella, y se enamoró locamente de ella. Os imagináis una persona malísima y mucho mayor que la princesa casándose con la bella Violeta.
Cuando la princesa Violeta cumplió quince años de edad, el malvado hermanastro de su padre, el rey Abelardo, mando llamar a la princesa y a sus padres los reyes Luis y María al palacio. Estos muy extrañados, pues no imaginaban que podría querer de ellos, se pusieron sus mejores galas y fueron al palacio.
El rey Abelardo los recibió con mucha cortesía, lo que hizo que los reyes Luis y María se sintieran preocupados, pues nunca los había hecho llamar en quince años.
- Mi querido hermano Luis que bien te veo y tú María cada día más guapa, esta preciosa criatura debe de ser la princesa Violeta.
-Así es, contesto el rey Luis, para que nos habéis hecho llamar.
-Pues veras Luis, he estado pensando que esta situación tan triste en la que os encontráis puede tener arreglo.
-Si Abelardo y ¿de qué forma? ¿Me vas a devolver mi reino?
-Mucho mejor, lo podemos compartir.
-¿Como que lo podemos compartir?
-Si he decidido que me voy a casar con la princesa Violeta.
Al oír esto, los reyes se quedaron como de piedra y la princesa casi se desmaya, con lo feo y arrugado que era el rey Abelardo.
-Bueno, bueno no es necesario que me contestéis inmediatamente, pensarlo y en tres días os volveré a llamar.
Cuando llegaron a su humilde casita, el rey Luis les dijo a la reina y a su hija guardar nuestras cosas en este baúl y huyamos lejos de Abelardo y sus locuras. La princesa que en el viaje de regreso no había dicho ni una palabra, al llegar a la casa se puso delante de su padre y le dijo.
-Padre, no será necesario, se me ha ocurrido como demostrar a todos lo ambicioso y malvado que es tu hermanastro Abelardo.
-Que dices hija mía, tú no sabes lo cruel y malvado que puede ser.
- Si Padre, te creo, pero tenemos que hacer que todos lo vean.
- De acuerdo, pero ya es la hora de que te entreguemos estos objetos que guardábamos para cuando te hicieras mayor.
La reina María apareció con un pequeño cofre, se sentó junto a su esposo y su hija y lo abrió. Dentro había una llave, una imagen de la Virgen y un anillo. El Rey Luis le dijo:
-Violeta, la llave abre este baúl mágico, en el podrás guardar todo lo que quieras y no te pesara porque él te seguirá donde vayas, pero bajo tierra, la imagen de la Virgen, amala siempre como te hemos enseñado, ella nunca te abandonara y el anillo es el que le regale a tu madre el día de tu nacimiento. Y ahora Violeta cuéntanos que se te ha ocurrido.
-Pues veréis, no puedo consentir que Abelardo os trate peor de lo que lo ha hecho estos quince años, no me casare con él, pero no lo sabrá.
-¿Qué harás?
-Le exigiré que para aceptarle me tiene que regalar un vestido que brille más que el sol, bordado con hilos de oro en la tela más delicada y fina que jamás se haya visto, no lo conseguirá nunca.
Y así, se lo comunicaron al rey Abelardo. Al principio se quedó callado, pero como estaba tan enamorado encargo a las mejores costureras del reino hacer ese maravilloso vestido y a los tres meses llamo a los reyes y a la princesa a palacio para presentarles el maravilloso vestido. La princesa le dijo:
-Si es precioso, pero ¿solo me vais a regalar un vestido?
-Y ¿qué más queréis?, le contesto Abelardo.
-Pues, también quiero uno como el azul del cielo en una noche con muchas estrellas.
Eso sí que era difícil, como encontrar una tela de ese color y con tantos brillantes. Pero Abelardo, no se rindió y puso a trabajar a todos, unos buscando en otros reinos una tela como la que quería la princesa, a los joyeros que reunieran todos los brillantes que encontraran y a las costureras que hicieran el vestido más maravilloso que saliera de sus talleres. Esta vez tardaron más, seis meses.
Volvió a llamar a los reyes y a la princesa a palacio y les presento el maravilloso vestido azul noche. Estos al verlo se quedaron sin habla, pues era maravilloso. Abelardo le dijo a la princesa:
-¿Qué os parece Violeta?
Y Violeta le contestó, es muy bello, ya me podéis regalar el vestido de novia, pero la tela tiene que ser más blanca y deslumbrante que la nieve pura de las montañas, más vaporoso que una pluma y tan radiante que la luna palidezca.
Como hacer un vestido así, era imposible encontrar algo tan espectacular. Abelardo estaba ciego, no pensaba, ese amor insensato le tenía enloquecido y como era el vestido de novia de la princesa, aun enloqueció mas, ya se veía casándose con Violeta. Lo que no veía, es que el reino estaba abandonado, los asuntos de la corte no le importaban y lo que le pasaba a sus súbditos menos. La obsesión de casarse con la princesa no le dejaba dormir, no comía, estaba todo el día paseando en sus habitaciones como león enjaulado. Y ¿sabéis que pasa cuando no se duerme, ni se come, ni se descansa? Pues sí, que te mueres, eso fue lo que le paso, de repente un día se cayó al suelo muerto. Su obsesión le mato.
Violeta mientras tanto, como ya se veía casada con el rey Abelardo, había decido huir, fue a por el baúl que le regalo su padre y deprisa y corriendo estaba metiendo en el todas sus cosas, cuando llego a la casita un paje de palacio, el pobre chico casi ahogándose por la carrera les conto lo que sucedió en el palacio. La princesa se quedó parada, que hacía, ¿seguía guardando sus cosas o esperaba noticias? Decidió esperar a su padre.


El rey Luis, fue al palacio y como un buen rey que era, asumió el control de todo y con su buen hacer enseguida el reino fue el que siempre había sido. Para celebrarlo los reyes invitaron a todos a un gran baile, la princesa lo primero que hizo fue darle las gracias a la Virgen por salvarla de esa boda y luego como mujer practica que era pensó, pues ya que tengo estos vestidos me pondré uno, ¿sabéis cual se puso?, si ese que estáis pensando el dorado como el sol, y además se puso el anillo de su madre, que por cierto le quedaba un poco grande, estaba guapísima, y además en el baile conoció al hijo de los reyes del país vecino, que también estaban invitados. El príncipe Nicolás era alto, guapo, rubio, con ojos azules, en fin un príncipe guapísimo, estuvieron toda la noche bailando, tanto bailaron que a la princesa le entro sed, el príncipe se ofreció a traerle un vaso de agua, la princesa bebió y cuando lo fue a dejar se le cayó el anillo en la copa del príncipe, este no se había dado cuenta y se bebió toda el agua con el anillo incluido. Pobrecillo casi se ahoga, pero consiguió sacarlo a tiempo. Este incidente, lo que bailaron y charlaron unió a los príncipes y para mí que se gustaron y puede que al final hasta se casaran, pero eso es otro cuento.

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