Primero de todo antes de realizar la adaptación del cuento tengo que comentar que este cuento folclórico en concreto está recogido por los hermanos Grimm. Ya que los cuentos folclóricos se transmitían de manera oral y no tienen autor definido. Los cuentos folclóricos nos reflejan los sueños, deseos y aspiraciones de las personas.
Este relato lo he querido adaptar para la etapa fantástico-realista de los niños de entre 9 y 12 años, aunque de una forma más específica para los de 9 y 10 años, mostrando aventuras, fantasía, etc. Como hago añadiendo poderes al anillo de la princesa. Al realizar esta adaptación lo primero que eliminé sin ninguna duda fue el incesto del padre con su hija “toda clase de pieles”. Para que los niños llamen a los personajes por su nombre se los he añadido aunque con esa edad no sería tan necesario, además he añadido personajes nuevos. Por supuesto el esqueleto principal lo he mantenido porque si no estaríamos contando una historia distinta y no una adaptación. También he decidido cambiarle el título del cuento para hacerlo más mío.
Espero que os guste.
LA
PRINCESA VALIENTE
En
una casa pequeñita pero muy limpia de un lejano país vivía una
pobre familia formada por el padre, la madre y una hija. Visto así
podríamos decir que eran una familia como muchas otras, pero no eran
una familia como muchas otras, eran el Rey Luis, la Reina María y su
hija la princesa Violeta. Y me diréis, y porque si son los reyes y
la princesa vivían en una pobre casita. Pues veréis, cuando la
princesita nació, Abelardo el hermanastro del Rey, que era muy
ambicioso, hizo un conjuro maligno y convenció a todo el reino de
que el Rey Luis era un hombre débil y cobarde, y de que nunca
lucharía por ellos. Consiguió que echaran al Rey y a su familia y
se puso él en su lugar. Aunque el Rey Luis era bueno y vivía muy
feliz con su querida esposa y su preciosa hija, a la que veía crecer
y convertirse en una bella mujercita, no le gustaba nada lo que
pasaba en su reino, Abelardo trataba muy mal a su gente y por más
que pensaba no se le ocurría de qué forma podría arreglar todo lo
que su malvado hermanastro hacía. Abelardo que vigilaba al Rey Luis,
también veía que la princesa cada día era más bella, y se
enamoró locamente de ella. Os imagináis una persona malísima y
mucho mayor que la princesa casándose con la bella Violeta.
Cuando
la princesa Violeta cumplió quince años de edad, el malvado
hermanastro de su padre, el rey Abelardo, mando llamar a la princesa
y a sus padres los reyes Luis y María al palacio. Estos muy
extrañados, pues no imaginaban que podría querer de ellos, se
pusieron sus mejores galas y fueron al palacio.
El
rey Abelardo los recibió con mucha cortesía, lo que hizo que los
reyes Luis y María se sintieran preocupados, pues nunca los había
hecho llamar en quince años.
-
Mi querido hermano Luis que bien te veo y tú María cada día más
guapa, esta preciosa criatura debe de ser la princesa Violeta.
-Así
es, contesto el rey Luis, para que nos habéis hecho llamar.
-Pues
veras Luis, he estado pensando que esta situación tan triste en la
que os encontráis puede tener arreglo.
-Si
Abelardo y ¿de qué forma? ¿Me vas a devolver mi reino?
-Mucho
mejor, lo podemos compartir.
-¿Como
que lo podemos compartir?
-Si
he decidido que me voy a casar con la princesa Violeta.
Al
oír esto, los reyes se quedaron como de piedra y la princesa casi se
desmaya, con lo feo y arrugado que era el rey Abelardo.
-Bueno,
bueno no es necesario que me contestéis inmediatamente, pensarlo y
en tres días os volveré a llamar.
Cuando
llegaron a su humilde casita, el rey Luis les dijo a la reina y a su
hija guardar nuestras cosas en este baúl y huyamos lejos de Abelardo
y sus locuras. La princesa que en el viaje de regreso no había dicho
ni una palabra, al llegar a la casa se puso delante de su padre y le
dijo.
-Padre,
no será necesario, se me ha ocurrido como demostrar a todos lo
ambicioso y malvado que es tu hermanastro Abelardo.
-Que
dices hija mía, tú no sabes lo cruel y malvado que puede ser.
-
Si Padre, te creo, pero tenemos que hacer que todos lo vean.
-
De acuerdo, pero ya es la hora de que te entreguemos estos objetos
que guardábamos para cuando te hicieras mayor.
La
reina María apareció con un pequeño cofre, se sentó junto a su
esposo y su hija y lo abrió. Dentro había una llave, una imagen de
la Virgen y un anillo. El Rey Luis le dijo:
-Violeta,
la llave abre este baúl mágico, en el podrás guardar todo lo que
quieras y no te pesara porque él te seguirá donde vayas, pero bajo
tierra, la imagen de la Virgen, amala siempre como te hemos enseñado,
ella nunca te abandonara y el anillo es el que le regale a tu madre
el día de tu nacimiento. Y ahora Violeta cuéntanos que se te ha
ocurrido.
-Pues
veréis, no puedo consentir que Abelardo os trate peor de lo que lo
ha hecho estos quince años, no me casare con él, pero no lo sabrá.
-¿Qué
harás?
-Le
exigiré que para aceptarle me tiene que regalar un vestido que
brille más que el sol, bordado con hilos de oro en la tela más
delicada y fina que jamás se haya visto, no lo conseguirá nunca.
Y
así, se lo comunicaron al rey Abelardo. Al principio se quedó
callado, pero como estaba tan enamorado encargo a las mejores
costureras del reino hacer ese maravilloso vestido y a los tres meses
llamo a los reyes y a la princesa a palacio para presentarles el
maravilloso vestido. La princesa le dijo:
-Si
es precioso, pero ¿solo me vais a regalar un vestido?
-Y
¿qué más queréis?, le contesto Abelardo.
-Pues,
también quiero uno como el azul del cielo en una noche con muchas
estrellas.
Eso
sí que era difícil, como encontrar una tela de ese color y con
tantos brillantes. Pero Abelardo, no se rindió y puso a trabajar a
todos, unos buscando en otros reinos una tela como la que quería la
princesa, a los joyeros que reunieran todos los brillantes que
encontraran y a las costureras que hicieran el vestido más
maravilloso que saliera de sus talleres. Esta vez tardaron más, seis
meses.
Volvió
a llamar a los reyes y a la princesa a palacio y les presento el
maravilloso vestido azul noche. Estos al verlo se quedaron sin habla,
pues era maravilloso. Abelardo le dijo a la princesa:
-¿Qué
os parece Violeta?
Y
Violeta le contestó, es muy bello, ya me podéis regalar el vestido
de novia, pero la tela tiene que ser más blanca y deslumbrante que
la nieve pura de las montañas, más vaporoso que una pluma y tan
radiante que la luna palidezca.
Como
hacer un vestido así, era imposible encontrar algo tan espectacular.
Abelardo estaba ciego, no pensaba, ese amor insensato le tenía
enloquecido y como era el vestido de novia de la princesa, aun
enloqueció mas, ya se veía casándose con Violeta. Lo que no veía,
es que el reino estaba abandonado, los asuntos de la corte no le
importaban y lo que le pasaba a sus súbditos menos. La obsesión de
casarse con la princesa no le dejaba dormir, no comía, estaba todo
el día paseando en sus habitaciones como león enjaulado. Y ¿sabéis
que pasa cuando no se duerme, ni se come, ni se descansa? Pues sí,
que te mueres, eso fue lo que le paso, de repente un día se cayó al
suelo muerto. Su obsesión le mato.
Violeta
mientras tanto, como ya se veía casada con el rey Abelardo, había
decido huir, fue a por el baúl que le regalo su padre y deprisa y
corriendo estaba metiendo en el todas sus cosas, cuando llego a la
casita un paje de palacio, el pobre chico casi ahogándose por la
carrera les conto lo que sucedió en el palacio. La princesa se quedó
parada, que hacía, ¿seguía guardando sus cosas o esperaba
noticias? Decidió esperar a su padre.
El
rey Luis, fue al palacio y como un buen rey que era, asumió el
control de todo y con su buen hacer enseguida el reino fue el que
siempre había sido. Para celebrarlo los reyes invitaron a todos a un
gran baile, la princesa lo primero que hizo fue darle las gracias a
la Virgen por salvarla de esa boda y luego como mujer practica que
era pensó, pues ya que tengo estos vestidos me pondré uno, ¿sabéis
cual se puso?, si ese que estáis pensando el dorado como el sol, y
además se puso el anillo de su madre, que por cierto le quedaba un
poco grande, estaba guapísima, y además en el baile conoció al
hijo de los reyes del país vecino, que también estaban invitados.
El príncipe Nicolás era alto, guapo, rubio, con ojos azules, en fin
un príncipe guapísimo, estuvieron toda la noche bailando, tanto
bailaron que a la princesa le entro sed, el príncipe se ofreció a
traerle un vaso de agua, la princesa bebió y cuando lo fue a dejar
se le cayó el anillo en la copa del príncipe, este no se había
dado cuenta y se bebió toda el agua con el anillo incluido.
Pobrecillo casi se ahoga, pero consiguió sacarlo a tiempo. Este
incidente, lo que bailaron y charlaron unió a los príncipes y para
mí que se gustaron y puede que al final hasta se casaran, pero eso
es otro cuento.
Bueno... tu adaptación solo recoge la primera parte del cuento.
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